Declaración de bienes

Soy la que ingresa en la noche
armada hasta los dientes, con espadas mezquinas,
con infieles y tristes proyectiles de capitulaciones.

Llevo conmigo estigmas de cada batalla,
piadosos desvaríos de mis antepasados,
ciertas alegrías punzantes y unos cuantos rencores.

Declaro que la duración
está ahuecada en mis puños y espera su turno:
el vértigo del sueño, un día que termina. La zozobra.
La náusea de tanto abismo en torno a nada,
alrededor del miedo.

Proclamo mi condición de no ser
y poseer al mismo tiempo pesadas cargas
de no bienes.

Difuntos
que vigilan mi lugar. Esta tierra inhóspita
donde nadie ha visto que huyo

con los trofeos del abandono.


Testamento

el poema hila el silencio/ entre dos casas/ inexistentes
María Negroni

perdón por el silencio,
por este presuntuoso afán de indulto

no se trata del éxodo
sino de una emboscada
que siempre traman mis dos partes

son las casas que no tengo
son
las depredadoras
tensando lo que soy
-con los brazos en cruz-
casi hasta desclavarme

perdón por la crueldad y la lujuria
por este vicio refinado de luz a contragolpe,
de vorágine que refracta la luz
y yo del otro lado,
del otro lado yo
el testamento
la deuda perdurable

perdón por mi soberbia costumbre de interrogar -esa desesperada pretensión de justificar la cifra el vértice imposible de la cifra-, perdón por estas nupcias con lo que no he sido y me deshonra

asolada así

recluida en mi derrotero voraz: la fracasada apelación a una palabra que no alcanzo


Reseña

“Un conmovedor libro de poesía sobre nuestro humano desamparo y la soledad”, resumió Héctor Larrea en una entrevista radial con la autora. Y en la contratapa, Joaquín Giannuzzi afirmó: “El lenguaje que la poeta ha creado para encarar la exploración del sentido responde con fidelidad a la intensidad de una aventura espiritual que sólo puede protagonizar un pensamiento sensible y apasionado como el que revela la autora. Sus rasgos son, entre otros, el manejo de una palabra caudalosa dotada de imágenes elaboradas con recursos de rica invención. (…) tensión dramática sin tregua a lo largo de los poemas estructurados en torno a un eje que los mantiene sin dispersión ni cabos sueltos; todo es allí líricamente necesario y justificado (…)”